Pedro Landa


 
Crónica por Daniel Neila (www.dani.4x4.nu)

II KDD KANTABRA

       
 

Tomando como base la experiencia de la I Kdd Kantabra, diseñamos una II Kdd mas asequible a todo tipo de vehículos, pero sin olvidar lo que viene siendo la carta de presentación del 4x4 en Cantabria: el barro. Recorrimos cientos de kilómetros durante el verano y otoño previos, centrándonos en dos zonas que por su pluviosidad nos iban a garantizar la presencia de barro cualesquiera que fuesen las condiciones previas al puente de la Constitución de Diciembre, que fue la fecha elegida en esta ocasión.

El Viernes con la mayor parte de los participantes ya en Cantabria, organizamos una cena, preludio del buen ambiente que íbamos a disfrutar durante todo este puente. Las condiciones ideales se daban, había llovido e incluso nevado abundantemente durante las dos ultimas semanas y habíamos conseguido formar un grupo muy homogéneo, que como principal característica estaban su buen humor y disposición a superar lo que se pusiese por delante.

El Sábado, en caravana, recorrimos un largo enlace por carretera para acercarnos desde nuestra base de operaciones situada en Selaya, al Pantano del Ebro, la primera de las zonas elegidas en esta cita. Un bosque milenario con roderas de barro y mucha humedad, nos dio la bienvenida y empezó a poner color verde intenso a la concentración. Los caminos no se encontraban tan encharcados como las lluvias previas nos habían echo creer, pero fue suficiente para que algunas dificultades hicieran aparición. La primera y mas aparatosa fue el desllante de un vehículo en una trialera estrecha en subida. Se pudo subsanar con un hi lift y la colaboración de varias personas. El resto de los coches fueron subiendo con mayor o menor esfuerzo, mas complicado, eso si, para los que vienen detrás. Mas adelante hicimos una parada obligada para la comida, en la que se respiraba ambiente prenavideño y los turrones y polvorones compartían lugar con viandas de todo tipo. Allí nos dimos cuenta de que un compañero tenia una avería en su embrague según la cual no podía cambiar o usarlo en marcha, la bomba hidráulica había dicho basta.

Con el Sol bien brillante, y como objetivo el acabar el tramo restante aun de día, reanudamos la marcha. En unos escasos 100 metros llegamos a la zona "interesante" del camino, un tramo de poco mas de un kilómetro en el que las roderas profundas y una bañera con escalón de salida nos iban a entretener mas de la cuenta. El primer coche, rugiendo afronta el tramo y en la zona final donde las roderas tienen una profundidad importante se queda sin poder continuar...el barro ha ido frenándolo y el rescate tiene una pinta fea. Decidimos usar una salida alternativa para acercar un coche hasta allí y poder tirar para rescatarlo. Luego le llega al turno al segundo coche y no logra pasar del mismo sitio, y en un nuevo intento se queda en una posición comprometida totalmente cruzado y muy inclinado. Rescatamos desde el mismo sitio que al primero y vamos destaponando la pista, para que vayan subiendo los demás coches. Ninguno consigue pasar de ese punto si no es con ayuda de la eslinga. Por ello, decidimos desviar los coches por el paso lateral y seguir hasta terminar en el pueblo cercano.

Como aun disponíamos de luz suficiente nos acercamos a otro tramo que prometía tener emoción y que nos acercaba mas hacia la N 623, carretera que teníamos que tomar para nuestro regreso a Selaya. Resulto algo mas light de lo esperado, debido a la anormal sequedad del terreno. Ahora pienso que el estío tan largo e intenso que hemos tenido este año 2003 dejo la tierra tan yerma que todo el agua caída solo sirvió para ser absorbida  inmediatamente. Con ese pesar en el corazón, regresamos a nuestros hoteles y quedamos para cenar ya todos los participantes y con un buen montón de anécdotas.

El Domingo amaneció igualmente despejado, y no teníamos que recorrer demasiado asfalto para empezar la ruta. Una vez que llegamos a la pista con sus primeras rampas, agradecí que la tierra no estuviese demasiado húmeda, ya que las fuertes inclinaciones con aquel piso de arcilla habrían sido imposibles hasta para un coche oruga. Se trata esta de una ruta con un desnivel importante ya que comienza en 200 metros y llegamos a los 1100 de altitud. Fuertes pendientes, carente de vegetación alta y con unas vistas impresionantes. Hubo un momento en el que la rampa que afrontábamos por su longitud e inclinación asusto a mas de un participante. Pero todos poco a poco pudieron llegar a la cumbre y punto mas alto de la ruta. Una trialera que fue necesario pasar con las indicaciones de uno de nuestros amigos, puso la nota final a la mañana, antes de que pusiésemos rumbo al restaurante donde nos esperaba un cocido montañés y un cabrito asado de rechupete. Mencionar que el ambiente fue tan distendido, que iniciamos una discusión amigable por las emisoras sobre las bondades del cabrito y las del lechazo. Hemos convenido en hacer una ruta por Valladolid para corroborar las excelencias del lechazo.

Por la tarde nos fuimos a las pistas de Renedo, donde las maquinas trabajando toda la semana y la lluvia habían esculpido una pista muy embarrada. Según íbamos subiendo hacia la pista central, advertimos que había mucho barro y ya se comentaba el echo por las emisoras. Una vez arriba y a un ritmo constante llegamos los primeros coches hasta el comienzo del infierno de roderas y bañeras profundas. Se había fragmentado el grupo y ya teníamos gente trabajando en rescatar coches en diversos puntos....la noche iba cayendo y el ambiente que se respiraba era de Camel Trophy. Me di cuenta que había que imponer algún tipo de ritmo ó cadencia al grupo, así que comenzamos a organizar una pauta para cruzar la primera gran poza, la madre de todas las pozas. Una vez que tuvimos a la mayor parte del grupo a salvo, llegamos a la dramática parte final. Cuando me aproxime andando, había varios coches atascados y a lo largo de las siguientes dos horas solo conseguimos cambiar los coches protagonistas por otros, pero seguíamos teniendo el mismo numero enganchados.

Se hizo necesario estudiar una nueva estrategia y liberar la pista para que con mucha inercia lograsen pasar los de atrás. Al filo de las 11 de las noche, el ultimo coche rugiendo y pegando unos saltos impresionantes llegaba a "tierra firme". Al poco rato se oye, ¿quien ha perdido un tubo de escape?....¡ostras...es el mío!. Afortunadamente eso fue lo mas grave que ocurrió, amen de la rebozada en barro de algunos de los allí presentes. La Kdd había terminado, pero nos quedaba una cena opípara para recobrar fuerzas.

En la cena, las sonrisas en los rostros de la gente, fue mi mejor recompensa, cientos de horas de pistas, hoteles, restaurantes, todo cobro sentido en aquel momento. Mi mas sincera enhorabuena a todos los que perdieron la oportunidad de haber echo otra cosa en ese puente y se vinieron casi a ojos cerrados hasta la Tierruca. Confiaron en nosotros y espero que no se vieran defraudados.

¿Te vas a perder la III?.

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